El arte de la jardinería juega un papel importante en la cultura japonesa. El jardín se ve como una imagen del mundo, la naturaleza terrenal o incluso el universo en su conjunto. Se organizaron jardines en las residencias de los aristócratas y en los monasterios.
Los jardines existen en diferentes países, pero solo en Japón se pueden ver esos jardines en los que no hay plantas. Están hechos de piedras. Los japoneses llaman a ese jardín Karesansui - "jardín seco".
Fundamentos filosóficos de un jardín de rocas
La tradición del jardín japonés en general y del jardín de rocas en particular está estrechamente relacionada con el sintoísmo, la religión nacional japonesa. Se basa en la idea de esencias espirituales, que están dotadas de objetos y fenómenos naturales, incluidas las piedras.
Sin embargo, el budismo también influyó en esta tradición, porque su fundador fue Soseki (1275-1351), un religioso y estadista que patrocinaba el budismo zen. Los principios de la construcción de un jardín están asociados con esta corriente religiosa y filosófica.
La actitud especial de los japoneses hacia la piedra se explica por el hecho de que más de la mitad del territorio de este país son montañas y estribaciones. Un jardín de rocas también es una imagen de la naturaleza, de la que una persona debe aprender. La conexión con la naturaleza también se enfatiza por el hecho de que las piedras en bruto en su forma original se utilizan para crear jardines.
Los principios para construir un jardín de piedras
A diferencia de un jardín lleno de plantas que están constantemente en el "movimiento de la vida", en cambio, un jardín de rocas se asocia con la idea de la inmutabilidad del mundo, la estabilidad de sus cimientos fundamentales.
Las piedras se colocan en un área plana cubierta con arena o guijarros. En las imitaciones europeas, se utilizan guijarros de diferentes colores, pero en los jardines japoneses reales es más a menudo gris claro. Con la ayuda de un rastrillo, se dibujan ranuras en la superficie del sitio, que se pliegan en un patrón ondulado en forma de círculos concéntricos, un símbolo del elemento agua. Gracias a esto, las piedras se asocian con las islas, porque Japón se encuentra en las islas.
La disposición de las piedras a primera vista parece caótica, pero tiene un sistema especial. Una persona puede mirar el jardín desde cualquier punto; la cantidad de piedras que ve será la misma. Esta es otra imagen de la estabilidad, la constancia del mundo.
El número de piedras siempre es impar y las piedras nunca se colocan simétricamente.
Las piedras se dividen en cinco grupos, uno de los cuales es el principal y los otros son secundarios. Uno de los grupos secundarios está subordinado al principal, enfatizando su idea. El tercer grupo (llamado grupo de invitados) contrasta con el principal, equilibrándolo, el cuarto establece una conexión entre el jardín y la arquitectura de la casa, el quinto crea el fondo de la composición.
Las piedras están dispuestas en tríadas: una piedra grande y dos más pequeñas. Esto se debe a la tríada representada en los templos budistas: Buda y dos de sus compañeros más cercanos.
Cada piedra por separado también tiene un simbolismo especial. Por ejemplo, una piedra vertical puede simbolizar el cielo y una horizontal: la tierra. Los japoneses distinguen las piedras "de pie", "recostadas", "apoyadas", "apoyadas contra", "huyendo", "alcanzando" y decenas de otros tipos, y cada una de ellas tiene su propio papel en la composición.
El jardín de rocas japonés más famoso es el jardín del templo Rean-ji. Consta de 15 piedras, y se cree que todas las piedras solo pueden ser vistas por aquellos que han alcanzado la iluminación. Este jardín está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.