La grosella espinosa es uno de los arbustos de bayas favoritos de muchos jardineros, que da muchos brotes nuevos cada año. Numerosos brotes espesan la planta y crean inconvenientes al recoger bayas. Además, en una corona tupida descuidada de un arbusto, existe un alto riesgo de desarrollar enfermedades fúngicas. Para evitar todos estos inconvenientes, es necesario podar y dar forma al arbusto a tiempo.
La grosella espinosa comienza a crecer antes que muchos otros arbustos de bayas, por esta razón, debe cortar la grosella espinosa en el otoño, a fines de octubre o principios de noviembre.
En el primer año de vida del arbusto, crecen nuevos brotes de raíces en los arbustos cortados, 5-6 de ellos quedan más fuertes y el resto de los brotes se corta.
En el segundo año hacen el mismo procedimiento que en el primero, lo hacen después de la caída de la hoja.
Al final del tercer año, deben permanecer entre 25 y 30 ramas de varias edades en el arbusto formado. Estos brotes son la columna vertebral de un arbusto de grosella bien formado. A partir del cuarto año, todos los brotes nuevos se cortan o reemplazan por los viejos rotos.
Al podar un arbusto, debe tenerse en cuenta que el cultivo principal de grosella espinosa lo dan las ramas esqueléticas a la edad de 3-6 años.
Los arbustos de grosella espinosa viejos y crecidos se rejuvenecen mediante una poda radical. Se cortan todas las ramas enfermas, rotas y viejas, así como las ramas engrosadas y los brotes jóvenes frágiles.