Con el desarrollo de la cultura musical, las formas de grabar sonidos y composiciones han cambiado. Pasaron muchos siglos antes de que la humanidad llegara a una sola forma de registro, lo que hizo posible fijar sonidos en papel utilizando signos convencionales especiales.
Las notas son una representación gráfica de sonidos musicales. Toda la esencia de este concepto radica en la historia de su creación. Es posible encontrar la respuesta a la pregunta de qué son las notas solo basándose en hechos históricos.
Hubo momentos en que no se grabó música. Los cánticos y las canciones se transmitían de oído, de boca en boca. Pero llegó el momento en que la gente decidió empezar a grabarlos, para que los descendientes que poseen notación musical y tienen oído para la música pudieran interpretar su música y canciones favoritas incluso después de varios siglos. Para hacer esto, crearon notas, signos que muestran el tono y la duración de un sonido.
Muchas generaciones en diferentes continentes han creado sus propias formas de grabar obras musicales. Fue difícil compararlos porque eran muy diferentes. En la antigua Babilonia, había una notación silábica que usaba cuneiforme. En el antiguo Egipto, las melodías se registraban mediante dibujos. En la antigua Grecia se usaban las letras del alfabeto latino. Ya en la Edad Media en Rusia, la gente comenzó a utilizar esquemas gráficos formados por puntos, guiones y comas, ubicados sobre el texto verbal e indicando los movimientos de la voz que eran necesarios para poder reproducir una obra musical. Estos esquemas convencionales formaron la base de la escritura hook o znamenny en Rusia, que es una especie de notación musical trastornada: una representación visual de la línea melódica de una obra.
Más tarde, en Europa occidental, la música comenzó a grabarse utilizando una o dos líneas horizontales. Junto con la letra, se introdujo la designación de color para las notas. El color rojo o amarillo determinaba el tono de los sonidos. Así nació gradualmente la forma lineal de la notación musical, combinando el tono de los sonidos y la claridad de los neums.
En el siglo XI, Guido d'Arezzo mejoró significativamente la notación musical. Propuso escribir notas en una línea musical que contiene cuatro líneas rectas horizontales, que se combinan en un solo sistema. Posteriormente, se convirtió en el prototipo del pentagrama de música moderna, y el simbolismo de las letras de las alturas de las líneas se transformó en claves, signos gráficos convencionales que determinan la altura de las notas ubicadas. Además, deberían haberse colocado tanto en las líneas como entre ellas. Además, Guido d'Arezzo es el creador de los nombres de las sílabas de 6 notas: "ut", "re", "mi", "fa", "sol", "la". Pero a finales del siglo XVI, había siete notas. “Ut” fue reemplazada por “C” y se agregó una sílaba de nota para el sonido “si”. Estos nombres todavía se usan hoy.
Posteriormente, se mejoró y cambió la notación musical. Se hizo más claro, se introdujeron designaciones más claras para las pausas. Las notas de los cuadrados se convirtieron en redondas, tenían notas musicales: líneas verticales que denotan la duración de los sonidos. Con el mismo propósito, se pintaron completamente o se dejaron sin pintar. Apareció un pentagrama, que consta de cinco líneas de notas. Finalmente, la notación musical adquirió una forma moderna. Pero la música no tiene límites. Con el desarrollo de nuevas formas musicales, la notación musical cambia y mejora.