Azotar el cuerpo con una escoba aumenta la circulación sanguínea, promueve la sudoración intensa y acelera el metabolismo. Se considera que las escobas más duraderas y flexibles están hechas de abedul, en brotes jóvenes y hojas de las cuales hay una gran cantidad de glándulas de aceite esencial.
Instrucciones
Paso 1
Corte las ramas en la primera quincena de junio en tiempo seco, ya que las hojas húmedas se oscurecerán rápidamente cuando se sequen, se rizarán y volarán. Espere hasta que el rocío se haya aclarado y no demore el proceso de recolección de ramas hasta la tarde.
Paso 2
Elija un abedul llorón que tenga ramas flexibles que caigan como trenzas, o un árbol joven con hojas delicadas y ramas largas y delgadas que nunca haya florecido. Examine las hojas con cuidado y pase la lengua por ellas para asegurarse de que tengan una superficie aterciopelada.
Paso 3
Corta las ramas del abedul y átalas sin apretar para que no se desmoronen. Cuelgue los bultos de modo que el viento los atraviese, pero fuera de la luz solar directa. Después de una semana, ate bien las escobas secas y colóquelas en un lugar bien ventilado y seco.
Paso 4
Extiende las escobas en el suelo y dales la vuelta todos los días para formar un abanico. Luego, colóquelos uno encima del otro y reorganícelos periódicamente para lograr un aplanamiento gradual. Evite secar demasiado las escobas.
Paso 5
Quite las ramitas y las hojas de los extremos de las ramas. Forme una escoba: coloque ramas gruesas hacia adentro, que servirán de marco, y coloque ramas delgadas a su alrededor con una curva hacia adentro. Esto hará que la escoba sea más densa. Apriete las ramas con una mano y envuélvalas con cordel con la otra. Deje suficiente espacio para que el mango evite que la escoba se le escape de las manos. Retire el exceso de puntas.